miércoles, diciembre 29, 2010

Kings Destroy - And The Rest Will Surely Perish (2010)

Y tras la inocentada de ayer (je...je...je...), volvemos con las reseñas, alejándonos por un tiempo de tanta música Post para ir hacia derroteros más pantanosos de la mano de esta banda. Todo ocurre cuando Cthulhu, con sus extensos tentáculos, nos deleita una vez más a los oyentes con su nuevo descubrimiento, Clamfight, desde el foro de Doom & Stoner sustraído directamente de The Obelisk, en donde catalogan su Volumen I como uno de los mejores del año. Sin embargo, a pesar de todos esos disco que invitan a ser escuchados (aunque la mayoría de ellos ya lo haya hecho), hay uno que me llama considerablemente la atención. Quizás sea por la atractiva portada que tiene (que es, como podéis observar, magnífica), pero lo cierto es que tras escucharlo uno queda seguro de lo que tiene ante sí: un buen disco de Doom Metal lleno de fango y musgo dispuesto a hacerte la tarde más amena.

Y tan amena que te la hace. Cual marihuana que se consume, el disco de estos neoyorquinos te irá dejando colocado cada vez más y más, pues hacen muestra y gala de unos riffazos que cabalgan entre el Doom y el Stoner en la vena de unos Weedeater con la garganta aclarada, con unas voces propias del Doom más tradicional que te acorralarán y te violarán, figurativamente, claro está. Ocho temas cargados de una densidad que ni el propio Mar Muerto, y que si te descuidas acabarán invadiendo tu cuerpo y tu mente, grabándose en tu memoria temas del tamaño de Dusty Mummy, The Whittler y Planet XXY (maravilloso este último tema, capaz de cogerte por las extremidades y hacerte levitar hacia un lado y otro cual marioneta manipulada).

Kings Destroy no tiene más misterio que el que presentan, y ni falta que les hace, porque con demostrar que saben ejecutar semejantes temazos es más que suficiente para tenerles muy en consideración. La influencia de sabuesos como Black Sabbath o Saint Vitus es más que clara, y muestran su tributo con implacable majestuosidad, pero con ese sonido tan gordo de los ya mencionados Weedeater. No hay más que escuchar Stung para percatarse de este hecho, donde el sonido más rockero hace acto de presencia sin desmelenarse el sonido grueso característico de las guitarras, acelerando el motor en los últimos minutos en un ataque de puro Nebula.

Claro que si eso aún no te convence, puedes probar también con Medusa, uno de los temas con más sabor tradicional, y que te hará esbozar una sonrisa de los labios a medida que tus constantes vitales se van acelerando progresivamente. Y como colofón, ahí tenemos Two Tons y Old Yeller para dejarnos tirados en medio del desierto con su fórmula basada en un mayor toque stoneroso para nuestra circulación.

A sólo un par de días del final de este año, 2010 aún exhala su último respiro antes de morir, y lo hace de una manera más que digna. Quizás éste año sea recordado por ser uno de los más negros, pero a su vez lo será por dejarnos numerosas guindas. Y ésta, es una de ellas.



Puntuación: 8'75/10

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