miércoles, enero 26, 2011

Ulcerate - The Destroyers Of All (2011)

Y finalmente llegó a mis orejas, uno de los discos que más llevo esperando desde el año pasado que descubrí su anunciación. Ulcerate es posiblemente una de las bandas más raras en su género que jamás hayan surgido. Ya en su momento lo demostraron en 2009 con Everything Is Fire, con esa extraña fusión entre el Death Metal técnico y las atmósferas más sombrías jamás cosechadas del Post-Metal. Una fusión curiosa y bastante acertada que lleva el género hacia un nivel no alcanzado hasta ahora. Y es normal que ante semejante disco, las expectativas ante éste fueran altas. El resultado: misión cumplida, y con medalla de honor.

Desde uno de los países que menos se esperaría uno debido a su poca influencia y su poco movimiento notorio de su escena metalera como es Nueva Zelanda, Ulcerate factura un auténtico monstruo bípedo de 50 metros que amenaza con destruir toda una ciudad entera, merced a una técnica y un sonido oscuro como pocos, incluso mayor que el de su predecesor, que ya es decir mucho. A la ecuación entre técnica y ambiente se suma un sonido y una producción ennegrecida y apoteósica propia de unos Portal, algo en lo que estoy de acuerdo con mi compatriota Cthulhu, de la misma manera que coincido con esa semejanza tan increíble con Immolation en su sonido aplastante y destructor, ya veréis ya. Pero además de ello, lo principal (y básico en la banda) es su devoción por la técnica propia de bandas como Necrophagist y Obscura, de manera que no tendremos ni un minuto de descanso, sobre todo ante la presencia de ese pulpo a la batería que es Jamie Saint Merat y que tiene propuesto aplastar sin compasión tus sentidos a base de un continuo cambio de ritmo y técnica que te harán cambiarte de gayumbos.

Posiblemente esta producción y sonido tan envolventes sean el que identifique The Destroyers Of All de sus anteriores trabajos, amén de mayor uso de esa atmósfera tan extraña de la banda que se va adueñando del Death Metal complicado de estas bestias salvajes a medida que avanza el disco. Así lo demuestran The Hollow Idols y Omens, en donde hacen mayor hincapié en ese ambiente post-metalero pesado, como si la fuerza de la gravedad se hubiera multiplicado mil veces. Y ahí están, junto con el resto de temas como Burning Skies, Dead Oceans y Beneath, dispuestos a destruir nuestra conciencia y a hacernos adentrar en un auténtico caos que se contradice a sí mismo bajo una perfección y orden absolutas, sin que nos dé tiempo a asimilar las cosas y lo que sucede a nuestro alrededor.

Podría decir algo más, pero me es imposible, pues aún me estoy recomponiendo del shock que me ha dejado esta maravilla sonora. Algunos dudan de si supera o no a Everything Is Fire. Yo digo que convive en perfecta armonía con éste, aunque ello suponga que la Tierra estalle. Si ha de salir todos los aires por poner este monstruo como uno de los mejores del año, que así sea, ¡y aún no ha empezado Febrero!



Puntuación: 10/10

1 comentario:

  1. Pues acabo de leer que Saint Merat grabó las bateras en 5 horas!! Que bárbaro... Discazo, si señor.

    Un saludo crack!

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