lunes, octubre 03, 2011

Falloch - Where Distant Spirits Remain (2011)

¿Sabéis cuando estáis ante algo que a primeras estáis convencidos de que os va a encantar? ¿Que, de una manera u otra, hay algo en tu interior que se enciende con sólo notar la presencia de ello, aún cuando desconoces completamente acerca de éste? ¿Que no eres el único que ha sentido esa experiencia, sino que muchos otros también la han vivido, y después de descubrir lo que hay al otro lado de lo que tienen delante de ellos, pueden afirmar con certeza que esa ilusión es real y existe? Pues básicamente es lo que he sentido al escuchar el debut de esta banda inglesa. Es más, es lo que he sentido antes de escuchar el debut de esta banda, cuando lo descubrí gracias a la reseña de uno de los colaboradores de Pitchline-Zine. Y conociéndolos, es raro (muy raro) que otorguen la nota más alta a un disco a menos que sea merecedor de ésta.

Y lo es, desde luego que lo es. De hecho, si tuviera una puntuación más baja hasta sería injusto, pues un 10 sería poca cosa comparado con lo que encierra Where Distant Spirits Remain, el debut de Falloch. ¿Y qué es Falloch? Primero habría que mirar de dónde proviene este dúo, y descubres que uno de ellos era el líder de la banda inglesa Askival, un proyecto que realizaba un Folk/Black Metal divinamente glorioso, muy inspirado y atmosférico, y posiblemente una de las mejores obras dentro de su panorama que he escuchado en mucho tiempo. Con dicho proyecto atrás, Andy Marshall se adentra junto con Scott McLean en un universo único, irrepetible, que ellos solos han labrado cual agricultor cuida de su cosecha con el mismo cariño con el que cuidaría a su propio hijo.

Y así es como nace Falloch, y con ello esta obra digna de ser recordada por los siglos de los siglos, un trabajo al que no le falta nada: variedad, melodía, gancho, y ante todo, calidad, calidad que desborda cual agua de un vaso rebosante. Comenzando con We Are Gathering Dust, el dúo nos va dejando en buena constancia de lo que nos trae Where Distant Spirits Remain, empezando por unas voces limpias muy melódicas y sencillamente geniales, alzándose ante todo. Pequeños toques folclóricos dejan también claro que Andy ha recogido parte de lo que quedaba de Askival y lo ha plasmado en este cuadro, añadiéndole pinceladas propias de Agalloch y Alcest, y que se puede apreciar perfectamente a mitad de éste cuando la banda se adentra en la más absoluta tranquilidad con arreglos muy propios de ambas bandas en su faceta más relajada, con el romper de las olas en la orilla. Y lo más gracioso es que, siendo una grandiosidad de tema, no es nada comparado con el resto del disco.

Beyond Embers & The Earth comienzan mucho más animado, con un riff propio del Black Metal más melancólico, y añadiendo unos toques folclóricos a través de instrumentos de viento (ya sea flauta, pícolo o lo que prefiráis). Y tras el toque espiritual de Horizons que te hace sentirte en la profundidad y paz de los bosques, da paso a uno de los mejores temas que haya escuchado en todo el año, que ya es decir: Where We Believe. Con alguna voz más raspada, pero sin dejar de lado las voces melodiosas en ningún momento, y con sus más de 10 minutos de duración, la banda nos va introduciendo en una atmósfera etérea única mientras ejercitan arreglos muy propios de Alcest hasta llegar al final, donde unas voces angelicales dan el toque final para convertir el tema en todo un digno a formar parte de la mejor banda sonora de la vida.

The Carrying Light tampoco se queda atrás, pues es el tema en donde Andy demuestra su mayor potencial a la voz mientras un triste violín deja fluir sus notas, en todo un alarde y guiño a Neige en Écailles De Lune. Finalmente la tristeza se vuelve más patente en To Walk Amongst The Dead, donde los violines refuerzan el poder emotivo del tema hasta convertirlo en toda una gloria sonora, algo que se nota sobre todo en los últimos minutos con ese in crescendo que aviva la llama del tema hasta alzarlo a las propias nubes. Y ya para rematar, Where Distant Spirits Remain remata con Solace, un tema en donde el teclado hace acto de presencia como piano mientras la lluvia no deja de cesar, un tema que pediría yo (y más de uno) para su funeral.

Con su suave melodía, con su hiriente música, Falloch interrumpe en la escena actual para dejar a más de uno con la boca abierta en tiempos en los que uno pensaba que ya nada podía impresionar de nuevo hasta niveles estratosféricos. No sólo eso, sino que sube escalones de 3 en 3 en la lista de los mejores del año. Sabía que esto sería una maravilla incluso antes de escucharlo.



Puntuación: Infinito/10

1 comentario:

  1. Gran debut,si señor aunque todavia no me acostumbro mucho a la voz,que en mi opinion es la parte mas floja;por lo demas un 10,habra que seguirles la pista en un futuro,ya que prometen y bastante.

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