jueves, agosto 05, 2010

The Mars Volta - Frances The Mute (2005)

Hay músicos que desde sus pinitos en el mundo de éste, uno sabe que son auténticos prodigios, músicos de alta categoría y que llegarán muy lejos. Caso del de Omar Rodríguez-López, hombre que ha demostrado una multifaceta como pocas, una maestría en todos los ámbitos y un dominio que muchos envidiarían. Pero por supuesto, no sería lo que es gracias a los que le rodean.

Volvamos un poco hacia atrás: 1993, nace At The Drive-In, una de las bandas de mayor repercusión dentro del Post-Hardcore, y que a día de hoy lo sigue siendo tras su desaparición. Una banda que aunaba una música marchosa y emotiva a partes iguales, con esos estribillos y ese vozarrón que es el de Cedric Bixler-Zavala. En 2000 se despiden con su último disco, Relationship Of Command, un disco que pasaría a la historia, con auténticos himnos de ellos como One Armed Scissor (no me cansaré nunca de esta canción).

Ahora miremos hacia la otra cara de Omar y Cedric: De Facto, banda en la que recogían elementos diversos como Reggae, Jazz, Fusión, Electrónica, ritmos latinos y demás. En 2001, y tras haberse disuelto At The Drive-In, Omar decide coger a Cedric, y con la experiencia y las influencias de De Facto, y junto a Isaiah Ikey Owens de la misma banda, decidieron hacer un grupo único y personal que traspasara fronteras: The Mars Volta.

Y a día de hoy, The Mars Volta es el proyecto mejor conocido de este dúo a nivel mundial. Y con razón, porque lo que manifiestan en esta banda es algo que está al alcance de muy pocos, un sonido y una música universal, que recoge todo lo que este mundo ha dado y lo condensa en un núcleo fuerte y poderoso, en una cápsula reforzada. Podría decir la cantidad de influencias que presentan y me aburriría, porque es tal la cantidad de géneros de los que beben, que se le hace grande hasta a ellos mismos. Pero generalmente podríamos decir que es Rock progresivo psicodélico, por lo que algunos han llegado a denominarlos los Pink Floyd del nuevo siglo. Nuevamente, con toda la razón.

Frances The Mute es el disco del que hablaré, no sólo por ser mi preferido, sino por ser el más enriquecido, complejo y, en definitiva, fabuloso de toda su discografía. Con una cantidad desorbitada de elementos, pasajes, texturas, instrumentos y demás, Frances The Mute se convierte en toda una obra de arte de museo del Cubismo, de ésas que haces nuevas apreciaciones y descubres nuevas cosas en sus elementos con cada escucha, cosas que se te pasaron desapercibidas la primera vez. Además, si hay otra cosa en la que destaca este disco, es en la cantidad abrumadora de colaboraciones que presenta, sobre todo con John Frusciante (miembro de Red Hot Chilli Peppers y que ya conoce de cerca a Omar y Cedric por haber estado en De Facto), Flea (de RHCP también y quien ya había ayudado en la grabación del anterior De-Loused In The Comatorium) y Marcel Rodríguez-López, hermano menor de Omar.

5 temas en un disco denso como la vida misma. No podrás resistirte a Cygnus... Vismund Cygnus, primer tema que ya empieza con mucha fuerza con esas delicadas notas que arrancan en un ritmo desenfrenado y la poderosa voz de Cedric (sigo apoyándome en el hecho de que este hombre tiene una de las voces más emotivas que me haya echado en cara nunca), haciendo lo que le sale de los huevos con ella, completamente alocado. Esos increíbles pasajes que presenta a mitad de éste, y la psicodelia de la que hace gala en los últimos minutos en lo que parece una fuerte discusión de pareja. Tampoco podrás escapar de The Widow, tema delicado con esa psicodelia tan enfermiza, esa trompeta de Flea surgiendo tímidamente, o la posterior archi-conocida L'Via L'Viaquez, con esos ritmos latinos, esos solos sello de John Frusciante, ese clarinete junto con los trombones, esa voz melódica, dulce y suave de Cedric junto con sus arranques posteriores.

No te librarás tan fácilmente de Miranda, That Ghost Just Isn't Holy Anymore, con ese piano y esos cellos y violines que te harán entrar en un éxtasis profundo y eterno. O Cassandra Gemini, oh, Cassandra Gemini, el súmmum que encierra el disco, todo lo anteriormente escuchado elevado a la enésima potencia en más de media hora de puro espectáculo sonoro: Cedric con su voz distorsionada, pianos, violines, trombones, trompetas, saxofones, tubas, flautas, y sobre todo la maestría de Omar en esa progresión pasmosa del tema, una labor gloriosa a la guitarra, todo aunado en grandes dosis de LSD sonoro que te harán volar hacia lugares inhóspitos. Un tema al que tendréis que dedicarle mucho tiempo y ganas para apreciar todas sus facetas y distinguir todos los elementos que presenta.

Simplemente grandioso, y puedo morirme y sé que no será suficiente para elogiar lo que tenemos aquí presente. Gracias, por existir en la misma época que ustedes.



Puntuación: 10/10

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