domingo, septiembre 05, 2010

Cough - Sigillum Luciferi (2008)

Estados Unidos es un país que cuando quiere, se luce con algunas bandas que salen de ésta, sean del género que sean. Death, Thrash, Black, Doom... es igual, despunta de cualquiera de las maneras. Y para que veáis que así es, hoy hablaré de una banda que demuestra la calidad que atesora a los yankees, en sus vertientes más fumetas y yonkarras.

Cough se forma en las profundidades de Richmond (Virginia), en 2005. Bajo el sello Forcefield Records (Cannabis Corpse, The Wounded Kings, Sourvein... calidad, vaya), lanzan su primer trabajo en forma de EP, The Kingdom, en 2007, y no es un año después que lanzan su primer Full-length, Sigillum Luciferi. Tal es la calidad que desprenden en este disco la banda, que ha sido supervisado y arreglado por la mano maestra de Sanford Parker (Minsk). Este hombre parece que todo lo que toca, lo convierte en oro cual Midas. Además, no han tardado en fichar para la cada vez más gorda Relapse Records, la cual ya tiene preparado su próximo álbum, Ritual Abuse, para este Octubre-Noviembre.

Lo que uno se va a encontrar en Sigillum Luciferi es, simple y llanamente, un rescate del sonido del Sludge y el Doom propio del de bandas como Eyehategod y Grief. Densos, oscuros, opresores... así son Cough, una amalgama de riffs monolíticos compensados con una psicodelia tenebrosa que te hará dejarte pegado a la silla durante todo el transcurso que supone el disco. Las influencias de las bandas antes citadas, así como de los dinosaurios Black Sabbath, se muestran patentes en temas como Hole In The Infinite. Combinándose a dos voces entre una raspada propia de cualquier banda Sludge que se precie, y otra más limpia y hardcoreta con la misma intensidad, Cough demuestra que no hay nadie como ellos haciendo un sonido tan envolvente capaz de hacerte entrar en un bucle infinito de imágenes caleidoscópicas.

Desde la portentosa Killing Fields, hasta la estridente Lyssavirus, pasando por otros como la increíble y aplastante 288 Years Of Sin, con esos riffazos y esos pequeños solos, todo ello bajo una capa de psicodelia pura y dura, dosis exacerbada de LSD que te harán dejarte tumbado en el sofá en estado catatónico... es más que suficiente para demostrar de lo que son capaces estos yonkies de la música.

Una increíble ejercitación del mejor Sludge, ¿quién necesita más, teniendo a éstos? Y pronto, más dosis de su mierda buena.



Puntuación: 9/10

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