miércoles, septiembre 22, 2010

Crippled Black Phoenix - 200 Tons Of Bad Luck (2009)

Joder, es increíble la cantidad de nuevos discos que han salido (o están por salir) de bandas enormes en esta última semana. Casi diría que se han puesto todos de acuerdo para bombardearnos con sorpresas y que babeemos cual hienas. La gran mayoría de bloggers han corrido como locos para subir y publicar estos lanzamientos recién salidos del horno, incluso antes de su salida prevista. Pero aquí uno va a su ritmo, sin sobresaltos, con sus ideas puestas ya para el blog de aquí al fin de esta semana. Una de ellas que tenía en mente desde hace bastante tiempo es este disco, después de su reciente lanzamiento de la banda del nuevo I, Vigilante, un gran disco pero que no llega a la altura de su predecesor, que dejó el listón muy alto.

Por si alguien no conoce Crippled Black Phoenix, he de deciros que no estamos ante una banda cualquiera, no. Estamos ante un un supergrupo, como si de un cyborg avanzado se tratara, quitando el hipo, el hambre y la sed (y el sueño si tienes a estas horas), porque este grupo ha sido formado por nada más y nada menos que por el increíble dúo de:

Justin Greaves (ex-Electric Wizard, Iron Monkey, Teeth Of Lions Rule The Divine)
Dominic Aitchison (Mogwai)

Dos auténticos pesos pesados en sus propios mundos y que se han fusionado en uno solo dando lugar a un nuevo ser de increíble poder y dudoso límite. Y aunque Dominic Aitchison haya dejado ya la banda, todo el peso de éste ha recaído siempre en Justin Greaves, quien ha hecho que la banda haya estado constantemente en una fluctuación de miembros yendo y viniendo de éste para poder conseguir el sonido que siempre ha deseado extraer y obtener de las entrañas más profundas de lo que es su mente, una mente inquietante por lo que podemos apreciar.

Con una portada noble, bizarra y bella a la misma vez, 200 Tons Of Bad Luck se autoproclama el mejor disco de la banda, donde todos los deseos de Justin se hacen realidad en un disco que recoge el Post-Rock y el Rock progresivo en sí en una variedad de elementos Pinkfloydescos y setenteros, cargados de mucha experimentación y sonidos ambientales minimalistas y de corte clásico que hacen del disco embellecedor y único.

200 Tons Of Bad Luck te hará sentir como un cowboy solitario y desorientado, que cabalga a paso triste a lomos de su caballo apacible en busca de la razón del vivir y existir entre mares de desierto. Y si no lo crees, no tienes más que darle una escucha a Burnt Reynolds, propia de la BSO de una película de vaqueros. Lenta y seria se va adentrando en tu mente a medida que avanza, dejando tras de sí a una mujer en sollozos en medio de una atracción de feria. Esto ya muestra de por sí el toque clásico que presenta el disco, y en el cual hará hincapié numerosas veces, ya sea con temas como Littlestep o Whissendine, en la onda de la anterior Burnt Reynolds, con ese toque de Folk Rock y Country tristón propio de un Johnny Cash resucitado y rejuvenecido, o 444, donde se nota la mayor faceta de Mogwai, con un sonido más Post-Rockero, pero con la presencia de un sonido desértico, y sin necesidad de la presencia de Stoner Rock alguno. Eso, o temas familiares y joviales como A Hymn For A Lost Soul, propio de un coro navideño con ese piano acompañado de todas esas voces.

Pero oh, si hay un tema por el que vale la pena escuchar este disco entero, es por ese monstruo formado por el trío de Time Of Ye Life, Born For Nothing y Paranoid Arm Of Narcoleptic Empire en un solo tema de 18 minutos que te conducirá a una sucesión de emociones únicas, comenzando por los recitales de una voz que más tarde dará paso a la segunda y mejor parte de este tema que se basa en un Post-Rock emocional en donde un violonchelo nutre el tema de una melodía con la que si no eres cuidadoso, puede llegar a herirte sentimentalmente, y que termina con una transición progresiva única que te hará levantarte y aplaudir frente al ordenador como un idiota.

Todo eso, acompañado de banjos, pianos, teclados e incluso dobros entre otros, confieren al disco de un alma capaz de atrapar al menos pintado en su genialidad compositiva, instrumental y conceptual. En todos los sentidos, vamos. Es posible que resulte a cansar un poco al final porque se pueda repetir un poco, pero nada que no solucione un par de escuchas más para captar toda la esencia de 200 Tons Of Bad Luck.

Uno de los discos mejores elaborados del año anterior. Crippled Black Phoenix es una de esas bandas sólo comparables a sí mismas, nadie puede llegar a hacer lo que hacen éstos, ni llegar a la creatividad e imaginación como la que tiene Justin Greaves. Y olé por tener semejante imaginación.



Puntuación: 9'75/10

1 comentario:

  1. muy bueno! esta banda tiene mucho arte dentro y este es un discazo altamente recomendable

    ResponderEliminar