miércoles, marzo 16, 2011

Orthodox - Baal (2011)

No ha pasado ni siquiera un día desde que un servidor subiera hacia la cumbre. Ver nieve es algo que puede ser normal en la vida de cualquiera, pero verla en una isla como la de Gran Canaria es algo que no sucede todos los días. Había, y vaya que si había, una gran nevada lista para que los afortunados que decidieran llegar hasta lo más alto pudieran disfrutar de ésta. Un servidor disfrutó, y mucho, con ello. Pero sobre todo lo mejor de estar allí arriba, además de todo lo expuesto, es hacerlo con la música ideal. Ante ello, el Doom hace gran efecto transmitiendo la atmósfera que uno respira ante el frío, las montañas y los bosques altos. Y es por ello que, nada más llegar, decidí ponerme a buscar un disco que bien podría ser un buen acompañante para la eterna subida que suponía ascender hasta arriba del todo.

El panorama musical de nuestro país cada vez va más en expansión, y poco a poco se va haciendo un pequeño hueco dentro de la escena mundial de los tiempos que corren hoy en día. Y si bien el pistoletazo hacia fuera de nuestras fronteras aún no se ha explotado del todo, dentro de España empieza a notarse mucho la evolución que estamos adquiriendo. Una de esas bandas que siempre han dado de qué hablar entre los oyentes habituales del sector más underground del país, ésos son sin duda Orthodox, afincados en Andalucía (Andalucía es Doom, amigos), y donde han ido conformando poco a poco ese gigante dormido que habita en el interior de nuestras tierras españolas.

Con discos de enorme fuerza como Gran Poder y Amanecer En Puerta Oscura, sus potentes directos y por ser un precedente dentro del sello de Greg Anderson, Southern Lord Records, Orthodox siempre han basado su sonido en el Doom Metal y el Drone, pero jugando constantemente con la experimentación, la propia evolución,, y la búsqueda de nuevas vías y fuentes de inspiración que introducir a su peculiar sonido... Y así hasta Sentencia, donde se despojan de todo el sonido anterior, y entran única y exclusivamente en la total experimentación y el vanguardismo siempre mencionado en ellos, encontrando esa fuente de inspiración nueva en la historia religiosa de su tierra andaluza.

Con su nuevo disco Baal, la banda retoma su sonido hacia la senda más densa y oscura del Doom Metal más próximo a Sunn O))), pero haciéndolo como sólo ellos lo saben hacer, con el sabor propio de los desiertos que abrazan Andalucía. Casi 40 minutos del sonido más esotérico y abrasador que podrás experimentar jamás, y que paulatinamente te irá atrapando en su orbe y caos continuo de la música, donde no hay lugar para las reglas y las líneas rectas. Todo en Baal es enrevesado, confuso, variado e insólito, y precisamente eso es lo que hace única a la banda. Comenzando con Alto Padre, tema que da la sensación de ser como una continuación del Sentencia, pero que intenta despegarse de la máscara que supone dicho trabajo, pues encontraremos un sonido próximo a su anterior álbum, pero añadido a la densidad del Doom propia y característica de la banda. El disco evoluciona con Taurus y Iatromantis, donde ya se desmelenan completamente y entran a matar con todo su repertorio abrupto de expansiones sonoras, y con la increíble voz de Marco Serrato que ahonda y penetra en tu mente como una frecuencia ultrasónica hasta el punto de dejarte KO, pues la increíble voz fúnebre de este hombre es algo que muchos no pueden presentar, sin duda. La cosa continúa con Hani Ba'al, en donde parece que comienzan a acelerar el ritmo, sin dejar de lado el sonido completamente saturado de sus instrumentos, y con hasta cierto deje oriental en algún que otro riff que baila por ahí en la penumbra.

Y finalmente llegamos a la recta final con Ábrase La Tierra, 14 minutos de espléndida atmósfera psicodélica, en donde exprimen al máximo su faceta más Drone y no dan cabida para ningún riff, pues desde el momento en que comienza uno, muere el anterior, haciendo de éste un tema versátil y variado a pesar de su apabullante duración y cantidad de elementos: voces propias de un ritual en segundo plano, alguna pieza de órgano tenebrosa y funeral en la soledad... de todo.

Enorme e intenso disco que demuestra una vez más por qué Orthodox son altamente respetados por todos y cada uno de los que disfrutamos de su música, y que son otras de las bandas más llamadas para tener un lanzamiento a lo grande fuera de aquí. Pero no es lo que desearía la banda, no es lo que piden y menos lo que quieren, y eso es lo que les da más mérito si cabe.



Puntuación: 10/10

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