miércoles, agosto 25, 2010

Acid Bath - When The Kite String Pops (1994)

Hoy, amigos, voy a hablaros de un disco ("¿de veras?"), un disco que significa pasado, presente y futuro para mí. Y es que es uno de esos discos que te acompañan en la vida inconscientemente, de ésos que te evocan buenos recuerdos, y que da igual cuánto tiempo pase, siempre te volverá a cautivar y a atrapar. Para ello, hay que viajar hacia atrás, más de una década, casi dos, para llegar hasta este disco y comprenderlo.

En un tiempo en el que parecía haberse inventado todo en el mundo del Metal, y el cual empezaba a dislumbrarse lo que sería posteriormente la decadencia de dicho género en algunos aspectos, varios avispados empezaron a sacar un sonido propio, sucio, a partir de los elementos del Hardcore y el Doom Metal: es así como dio al nacimiento del Sludge. Grupos como Eyehategod, Grief y Iron Monkey empezaron a mostrar un nuevo camino que, aún sin estar del todo claro, parecía apuntar maneras en el sector underground. Pero incluso dentro de ese sonido tan cerrado, lento, pero a la misma vez fiero, había una banda que destacaba por su propia manera, brillo y luz: ellos eran Acid Bath.

Formado en Louisiana, Estados Unidos, en 1991 bajo el nombre de Golgotha, casi a la misma vez que sus congéneres Grief, puede uno estar seguro de que esta banda era original incluso en la originalidad que suponía por aquel entonces el Sludge. Y soy capaz de decir (y con los ojos vendados esperando a mi inminente fusilación) que estaban muy por encima de los propios Eyehategod. Y es que la música de Acid Bath era mucho más fiera, directa, sin tapujos y sin rodeos. Iban a lo que iban, iban a comerse el mundo, y así lo hicieron.

Tras algunas demos, lanzan en 1994 su disco debut, y una de las piedras angulares, no sólo de la banda o del Sludge, sino del Metal en general. Y es que este disco es tan grande, que creo que no se puede comparar con otra cosa. Está muy por encima de todo, incapaz de poder ser superado por nadie. Así de claro y conciso soy diciéndolo. Y la razón de ello, y la de por qué a pesar de ser una banda de Sludge se diferencia tanto del resto de bandas del género, es que se mantienen apegados a muchos otros estilos, ya sean Stoner, Death Metal o incluso sureño. Como leéis. No es extraño pensar en ello cuando escuchas temas como What Color Is Death, donde se hace bastante notoria la influencia del Death Metal. Salta a la escucha. Y es precisamente por esta razón por la que es imposible aburrirse con este disco. Sus continuos cambios de ritmo, de matices, de riffs, harán mantenerte bien pegado al reproductor y no despegarte de éste en ningún momento.

El disco en sí también es bastante curioso. Para empezar, el art-work del disco fue creado por nada menos que John Wayne Gacy, más conocido como Pogo o El Payaso Asesino, asesino en serie de Estados Unidos cuya obsesión en sus pinturas realizadas durante su encierro eran los payasos (de hecho se puede ver su firma en la portada). Inquietante cuanto menos. Por otra parte, When The Kite Strin Pops fue producido por el propio Spike Cassidy, guitarrista de D.R.I.

En cuanto al cuerpo del disco en sí, podríamos decir que tiene una cierta transición, comenzando con las fuertes influencias del Stoner y el sonido sureño en los primeros temas, llegando a recordar incluso a Kyuss por momentos (recordemos que por entonces los papis del Stoner ya habían sacado sus 3 primeros discos, así que la influencia está clara). A partir de Dr. Seuss Is Dead ya se empieza a visualizar el sonido crudo y cavernoso propio del Death, con algunos riffs muy sucios que pueden recordar a Incantation. Todo esto bajo la gran capa que conforma el Sludge de entonces, y os puedo decir que todos y cada uno de los temas valen por su propio peso en oro, desde el Blue hasta Cassie Eats Cockroaches, pasando por Dope Fiend, God Machine, o el increíble trío compuesto por Jezebel, Scream Of The Butterfly y Dr. Seuss Is Dead. Y aún detrás de toda esta muralla sonora, podemos encontrarnos temas más tranquilos, relajados. A Scream Of The Butterfly me remito, o a la colosal The Bones Of Baby Dolls.

Un señor discazo, y una señor banda que tristemente hoy en día se encuentra disuelta. Lástima, pero es mejor mantener así el legado que han dejado a ver cómo van decayendo cual tubería que se oxida con el paso del tiempo, que habría sido lo más probable. Un disco que supone un antes y un después en mi vida.



Puntuación: 10/10

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