domingo, agosto 15, 2010

Ion Dissonance - Cursed (2010)

Dios, vaya nochecita la de ayer. Nunca me he destrozado tanto como esta noche, creo que literalmente no tengo ningún hueso en su sitio. Ha sido un desfase total, una locura monumental en la que no paraban de ponerme un temazo tras otro, y que prácticamente me ha hecho dejar la columna vertebral hecha polvo. Y cansancio, mucho cansancio. No sé cómo puedo escribir estas líneas ahora mismo.

Para que os hagáis una idea de lo que he sufrido ayer, hoy voy a comentar un disco que llevo enganchado a él desde hace un par de días. Después de haberme dejado descompuesto en su momento con Solace y Minus The Herd, los canadienses Ion Dissonance vuelven a la carga con su nuevo impacto sonoro, Cursed. Quienes conozcan a la banda, sabrán cuáles son sus intenciones: despellejarte vivo, con un ejercicio de Mathcore bestial y violento. En un mundo en donde todas las bandas empiezan a buscar desesperadamente un nuevo sonido que les evite caer en el sonido, Ion Dissonance sigue repartiendo hostias como panes en su línea, con un sonido capaz de oprimirte y aplastarte la caja torácica si te descuidas.

Aquí no hay lugar para un respiro, Cursed es una muestra de cómo hacer retumbar las paredes de tu casa y dar por saco a los vecinos de mala manera, porque si hay una cosa en la que destaca Ion Dissonance, es en ese sonido ensordecedor tan peculiar y característico que tiene, capaz de vibrar tu cabeza hasta derretirte el cerebelo. Una batería que no parará de pegar dobles bombos haciendo que tu cráneo retumbe como si fuese un camión cargado de explosivos caminando por una carretera vieja y desgastada, esa técnica propia de unos PsyOpus, casi absurda, y esos breakdowns que suelen gastarse en varios momentos, propios del Deathcore más cazurro y rabioso, es lo último que escucharás antes de caer rendido ante tal bomba atómica.

Si eso aún no te convence y no te hace chorrear babas a mares, preocúpate de no salir despedido por los aires cuando escuches auténticos bombardeos como The More Things Change The More They Stay The Same, This Is The Last Time I Repeat Myself (con la colaboración de nada menos que Alex Erian de Despised Icon), la esquizofrenia que desprende They'll Never Know (atentos a los más de 3 minutos finales, puro Noise), o la que más me ha impactado, Pallor, el primer tema de toda su discografía en la que presentan voces limpias, y un progresivo espeluznante (se nota que lo último de The Dillinger Escape Plan ha marcado).

Mantén tu cabeza bien protegida, porque esta gente viene dispuesta a reventártela a base de brutalidad sonora. ¿Estás listo?



Puntuación: 9'5/10

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