martes, agosto 10, 2010

Suma - Ashes (2010)

En estos días me he notado más aburrido que nunca. Lo cierto es que cuando te pasas el verano encerrado en tu casa sin nada mejor que hacer, puede resultar mortal para la salud mental, ya que eso de "qué bien se está sin hacer nada" puede tener sentido hasta cierto punto, en el que "no hacer nada" se hace también aburrido de por sí a la larga. Y cuando intentas hacer cualquier cosa con tal de entretenerte en un arranque de desesperación, acabas literalmente agotado.

Pero bueno, siempre encuentra uno un hueco en su tiempo para algo que le entretenga. Y ahora mismo posiblemente ese "algo" es este disco que vengo a comentar hoy. Suma no es una banda novata, a decir verdad. Formados en 2001, llevan ya sus buenos años de experiencia en el estudio y los escenarios, sobre todo esto último que algunos afirman tener un directo arrasador como nube de hongo de una bomba atómica. Y me lo creo, pues lo que uno puede encontrarse en esta gente es un sonido simplemente monstruoso, que se expande y se extiende cual tormenta y que deja tras su paso destrucción y caos. Un sonido post-apocalíptico, de un mundo que no tiene futuro ni esperanza.

Haciendo gala de un sonido gordo como un Jabba, Ashes es un disco que viene con una preparación soberbia, no sólo instrumentalmente por parte de la banda, sino por el cuidado que se le ha tenido a manos de Billy Anderson (productor de bandas tan importantes como Eyehategod, Sleep o Fantômas), y con un art-work a cargo de Stephen Kasner (prestigioso ilustrador que ya se ha encargado de algunas portadas de Sunn O))), con ese toque abstracto tan suyo). Aparte de todo ello, Ashes muestra un ejercicio de Stoner/Doom al más puro estilo Sleep soberbio, prueba de ello es Headwound, llevado a un nivel superior en cuanto a sonido y crudeza, con la voz hipnótica de Jovan que casi suena como una psicofonía que viene y va entre tremenda muralla sonora.

Pero, oh, no creas que la cosa acaba ahí, no. Esto es sólo el principio, la carta de presentación, pues cuando empiece el tema homónimo Ashes, te darás cuenta de que Suma va por otro camino alejado del que ya recorrieron en su día Sleep. Y es que al sonido grueso, hay que añadirle unas distorsiones propias del Drone, que es con la que muestran su faceta más Sunn O))), aunada en pequeñas piezas y notas de guitarra que rasgan en la soledad de una manera pasmosa. Un sonido muy misterioso, que volverá a vibrar nuevamente con la entrada de la voz que parece hablarte a través de la niebla. Implacable.

Y si aún no te has podido recuperar de lo que ha resultado este bombardeo, prepárate para lo que viene a continuación: Orissa. Ya de por sí el título impone (Orissa es un estado al este de la India que destaca por su historia vinculada a las guerras). Ya preparándose con una atmósfera psicodélica pantanosa que proviene de la nada y que se va extendiendo cual virus, con unos golpes de batería que se hacen dueños supremos del tema, y una sonoridad que va en aumento con el paso del tiempo, aquí es posiblemente donde Suma se muestra más Drone que nunca.

Pero obviando la maestría de la que hacen gala en este tema (ya veréis ya, si no se os pone la piel de gallina, no sois humanos), vamos a dar paso a Justice, que junto con un sonido ensordecedor propio de una batalla campal, vuelve a asentarse en el sonido más Stoner/Doom del primer Headwound, volviendo nuevamente la voz de Jovan a la palestra, y que cierra con un sonido propio de una catástrofe sucedida no hace mucho, con el ruido propio de una radio mal sintonizada, y con un extracto de llamada telefónica.

Y, finalmente, llegamos a War On Drugs, que no puede hacer más mérito a lo que nos encontraremos en éste, con un comienzo propio del de una batalla campal, y que asalta con unos golpes continuos de batería y unos riffs de guitarra mastodónticos propios de una estampida de rinocerontes, pero lenta, pausada, marcada, y que va desacelerando por momentos, poco a poco, con esas distorsiones capaces de dejarte sin aire ni aliento, hasta pasar casi completamente a puro Drone ambiental en un sonido, como ya dije, post-apocalíptico, y que augura el final de todo, un final que te hará sentirte repentinamente a 500 metros bajo agua en una nave subacuática.

Y al final, la calma.

Lo dicho, un disco tremendamente desolador que te dejará con la boca seca mientras intentas asimilar todo lo escuchado. Y sé que no podrás, así que te verás casi en la obligación de volver a escuchar Ashes para saber qué ha pasado en éste.



Puntuación: 9/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario