Durante toda la historia del Metal, hemos presenciado cambios en el sonido de diversas bandas que han dado mucho de qué hablar. Algunas han mantenido su calidad (Anathema o Katatonia como el mejor ejemplo), otras han ido a mejor (Pantera, el primero que me viene a la cabeza), y otras a peor (Cryptopsy...).
Hoy, éste es el caso de Abigail Williams, y el cambio de tuerca en su sonido que han realizado con su nuevo disco, y del que nadie se habría esperado jamás, aunque algo empezaba a atufar ya desde un principio. Cogiendo el nombre de la mujer de igual nombre que fue juzgada de bruja en los juicios de Salem, la banda impactó en sus comienzos con una muestra de un Deathcore con sinfonías e influencias propias del Black Metal más propio de una catedral gótica, cercanos a sus congéneres más aproximados que son Winds Of Plague, y en lo que algunos se han atrevido a definir como Blackcore. Que se acepte o no dicha etiqueta, es algo en lo que no entraré en debate. Tras atraer la atención del público con su EP Legend, la banda se disuelve en 2007, pero no pasaría un año hasta que la banda volviera a formarse y anunciara la llegada de su disco debut, In The Shadow Of A Thousand Suns, lanzado bajo Candlelight Records, y producido por James Murphy (Obituary, Death, Testament).
2010 ha sido el año elegido para que la banda lance su nuevo disco, pero ya no queda ningún resquicio del Deathcore de antaño, no. Quedando Ken Sorceron como único miembro original de la banda, y con todo el resto de la formación fuera de éste, Abigail Williams se ha visto envuelto completamente por el Black Metal sinfónico que mostraba por entonces como influencia, y como si de Peter Parker se viera atrapado absolutamente por el simbionte negro (sí, comentario friki), la banda ha mutado completamente en puro Black Metal aferrado a las sinfonías y las melodías, cambiando incluso la estética del grupo. La verdad es que este cambio sólo puede tener dos repercusiones: que lo acabes adorando, o termines repudiándolo. Porque está claro que este cambio pueda decepcionar a muchos fans de la banda que esperaban otra vuelta de aquel sonido que mostraban con In The Shadow Of A Thousand Suns, pero lo cierto es que este nuevo In The Absence Of Light no supone una pérdida de calidad de la banda. Diría que incluso al contrario. Ken Sorceron muestra, a pesar de las aversiones con su cambio, que su imaginación es lo primordial en la banda, y que da igual lo que toquen, todo recae en su inspiración compositiva.
La verdad es que era de los primeros que no me esperaba nada bueno del disco, pero al escucharlo, he recibido una bofetada por insolente, porque a pesar del cambio, no ha cambiado la calidad de la banda, y muestra que si hay que cambiar el destino que uno tiene fijado para evitar hundirse en la repetición y la monotonía propia, se hace siempre y cuando el resultado sea más que satisfactorio. Vuelvo a tener mis grandes expectativas depositadas en Ken como lo hice en su momento con su primer disco.
Porque todo en la vida supone arriesgarse.
Puntuación: 9/10
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