sábado, febrero 12, 2011

Five Star Prison Cell - Matriarch (2010)

Después de estar varias semanas casi sin cagar con el Black Metal en todas sus vertientes, es hora de recuperar un género que, generalmente, nunca me ha defraudado: el Mathcore, ese estilo donde el Hardcore es tocado por pulpos hasta arriba de pastis y donde influencias provenientes de todos los puntos del planeta se concentran en mayor o menor medida en esta variación. Y la banda que hoy vengo a mencionaros no es nueva aquí (exactamente hablé de ellos por primera vez aquí), y su último disco lo seguía muy de cerca, pero como soy tonto se me acabó pasando por encima y no le dí la atención merecida. Ahora en 2011, es hora de devolverle el favor que le debía.

Five Star Prison Cell no son nuevos en este estilo. De hecho, diría que son unos aventajados en lo suyo, presentando cosas que en otras bandas no había escuchado nunca. Pero no os engañéis, la propuesta de estos australianos se basa en el Mathcore más bipolar jamás presenciado, saltando entre la amalgama de brutalidad de bandas como Ion Dissonance y The Tony Danza Tapdance Extravaganza, y la locura de otros como The Dillinger Escape Plan, todo ello aderezado con altas dosis de Jazz y sonidos rimbombantes nunca vistos (o escuchados) anteriormente. Con The Complete First Season y Slaves Of Virgo dejaron bien claro que, pese a su poca reputación dentro del estilo (nunca he visto a casi nadie mencionar a estos tíos en ningún lado), podrían codearse tranquilamente con los grandes del estilo.

Pues bien, Matriarch vuelve a romper esquemas con su fantástica genialidad compositiva y artística en base a un sinfín de influencias, cambios imposible de ritmo y complejidad exhaustiva. Y es que su afán de experimentar con todos los estilos existentes es increíble, pasando de ramalazos grindcoretas técnicos a suaves y delicados pasajes Jazz con una voz anestésica que te deja cautivado poco a poco. El disco en sí podría decirse que es como un proceso, una evolución, un cambio en sí, de los sonidos más alocados a la experimentación pura y dura, a los pasillos tranquilos y a atmósferas más ligeras. Y así es la cosa, desde supernovas como I Curse This Vessel a partes más desaceleradas como las que sufre Lamia, pasando por puntos de equilibrio total como la implacable y majestuosa Swarn, que te costará asimilar todo lo que está sucediendo en tu reproductor. Y así poco a poco, hasta la culminación del disco que te hará tragar saliva y limpiarte el sudor de la frente, pues más que un trabajo que nos ofrece parece una amenaza que nos lanzan estos chicos... una amenaza letal y efectiva.

Maldita sea, y maldito yo mismo de no haberle dado el tiento a este ejemplo de maestría en su debido momento. Años tendrán que pasar para purificar mi alma por hereje al no escuchar dicho disco en su debido momento. Pero más vale tarde que nunca, y es por ello que me alegro de haberlo recordado ahora. Si no quedas satisfecho, te devuelvo tus minutos perdidos.



Puntuación: 9'25/10

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