sábado, mayo 28, 2011

Dining In Tuscany - 1556 (2011)

Parece que en estos días estoy de suerte, últimamente estoy encontrando cosas muy interesantes que me están sorprendiendo gratamente, algo nuevo dentro de lo que uno ya conoce de por sí, y que llevaba sin sorprenderme en mucho tiempo. Lo que hoy traigo es algo que se sale de todo conocimiento humano, una reliquia que contiene tantos elementos encerrados en sí mismo, que escapan de la comprensión lógica. Un vórtice lleno de distintas materias encerradas en sí y que conforman un todo, aún cuando parece que el caos impera en este universo que conforma esta banda.

Creo recordar el haber dejado en constancia por aquí que Australia es uno de los países que en cuanto a escena musical son muy, muy experimentales, y en el que es difícil encontrarse una banda que se asemeje a otra. Desde los abanderados en su escena Portal hasta los por aquí conocidos Separatist, es algo que ya no es desconocido por estos lares. Pues bien, Dining In Tuscany reafirma lo dicho, pues es una banda que presenta tantos elementos en sí, que es muy difícil clasificarlos en una única casilla. Todo lo existente en la tierra se condensa en un único disco que al abrirlo, se expandirá por todos los rincones de tu hogar, ocupando todo el espacio con una atmósfera lúgubre y extraña a la misma vez.

Encasillarlos es un esfuerzo titánico que se escapa de mis manos, estoy seguro que aún con todo me estaré equivocando. Dining In Tuscany tiene todas las papeletas de ser un grupo al que no le gustan las etiquetas, pues la cantidad de palos que tocan es tal que tomaría milenios meterlos en un saco en concreto, aún cuando 1556 sólo alcanza la media hora de duración. Y aún con todo, notarás que ha pasado toda una eternidad, pues tienen una capacidad para hacer que el tiempo (su tiempo) se desdoble de la realidad innata. Por hacer un intento de qué son esta banda, Dining In Tuscany se podría decir que recoge influencias de géneros tan diversos y extremos entre sí como pueden ser el Black Metal, el Death, el Post-Metal, e incluso resquicios del Hardcore y el Grindcore, todo ello embadurnado sobre una capa ambiental única y excepcional. Ya a primera vista se puede comprobar con Lord Beethoven's Diamond Church Of Worm, que con una pausada y melancolía melodía que suena tímidamente en la lejanía, da paso a una potencialidad pasmosa en el que las ondas del Black Metal y el Death Metal se van intercalando con atmósferas propias del Post-Metal y cierta técnica de por medio. En ese sentido, sí que podría aproximarse a lo que hacen Ulcerate, solo que su destino está más cercano a los viajes astrales del Post-Metal que a la brutalidad sonora que hacen característicos a los de Nueva Zelanda. Y aún con todo, algún arranque propio del Hardcore se llega a dejar entrever como puede ser en el caso de Andrea, con esos riffs propios del estilo en su faceta más melódica, pero llevado hacia un nivel nunca antes visto.

A medida que avanza el disco, la presencia del Death Metal y de la técnica se va haciendo cada vez más latente, algo que llegaremos a ver en Gold Plates Black Discs, que entrelazado con ciertos patrones propios del Black Metal (acojonantes ambientes al principio y final del tema, todo sea dicho), y que todo ello se juntará formando un equilibrio y un todo en Broyer Du Noir, donde tanto riffs asesinos que decapitarán cabezas a su paso con su rapidez y frialdad como momentos de dulzura, paz y tranquilidad se entrelazan de una manera excepcional.

Una experiencia única e irrepetible, que deja en constancia que Australia es un país único en el Metal, haciendo lo que les sale prácticamente del sótano. No os arrepentiréis de adentraros en su fascinante mundo de desolación.



Puntuación: 10/10

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