jueves, junio 09, 2011

Whitehorse - Progression (2011)

Bueno, el camino continúa, y después de un día muy "saturado" como el de ayer, hay que retomar, mantener la esencia de este sepulcro olvidado en la eternidad. Y para que os hagáis una idea de lo saturado que me encontraba el pasado día, este disco es un claro ejemplo de ello, pues aquí encontraréis lo que toda mente perturbada alberga en su interior: pura distorsión de la realidad. Whitehorse no son nuevos en toda esta escena. Al menos desde 2005 llevan lanzando material suficiente como para destruir la cordura de más de uno, pues, en toda una oda a la enfermedad psíquica y al colapso cerebral, practican un Sludge dronerizado denso y perturbador, propio de bandas ya extintas como los Otesanek.

Pero mientras que éstos basaban su música en el puro Drone y la simplicidad total buscando la tensión y la locura en los gritos y guturales provenientes de la oscuridad, Whitehorse se afianza más en los resquicios del Sludge y el Doom Metal, procurando dar más ritmo a las guitarras y la batería, sin salirse de la línea que define este sonido, eso sí. Progression es el claro ejemplo de ello, y que tras su aplastante disco homónimo que nos dejaron en 2011, mantienen los esquemas que los dieron a conocer. Un disco que encierra maestría absoluta dentro de lo más sencillo que se puede hacer... "sencillo" en cierto sentido, pues cualquiera tampoco puede llegar a realizar lo que hacen estos tíos.

Comenzando con Mechanical Disintegration que se desarrolla con un peculiar sonido de fondo que marca una pauta de ritmo durante todo el transcurso de éste, estos australianos van desarrollando una muralla sonora que ni el mismísimo Hulk sería capaz de tirar abajo, con un sonido que te hará pensar en unos Weedeater ciclados y desacelerados hasta límites insospechables. Tras ello, continúa con el tema homónimo que da nombre al disco, Progression, en el cual abre un mayor arsenal de riffs que van conjugando mientras pequeños gritos de agonía apagados se dejan presenciar en toda esta destrucción. Pasando a Remains Unknown, es posiblemente el tema que más recuerde a algunos a Otesanek, por eso de los gritos agónicos y los guturales en la lejanía mientras las guitarras van rasgando notas que resquebrajan todo a su paso y la batería con unos golpes de platillos que parecen estalactitas cayendo del techo en toda regla, pero con momentos más rítmicos (entiéndase "rítmicos" en la naturaleza del Doom-Drone, claro está). Tras un tema más acortado que acude al nombre de Control, Annihilate, pasamos al último tramo, titulado Time Worn Regression, que se apoya en un riff simple pero muy efectivo, que irá inundando tu mente hasta entrar en tu memoria y grabarla a fuego lento, con cierto deje Stoner dentro de tanta condensidad sonora.

Un auténtico y monumental maremoto que amenaza con destruir todos tus sentidos, que caerá encima tuya sin posibilidad alguna de resguardecerte, y que te dejará flotando a la deriva en todo su transcurso. Acabarás ahogándote en este mar de sonidos oscuros expansivos, y con una sonrisa en la boca.



Puntuación: 9'75/10

2 comentarios:

  1. Grandes estos tipos: la combinación de voz brutal death con los riffs de Neurosis, es de lo mejorcito.


    Me declaro abierto seguidor de este blog: da gusto leerte, tienes un buen gusto atemporal y actualizas bastante. Y tu disco de la semana es el último de YOB

    ¿Te puedo ofertar una crítica? Roads to Judah, primer disco de Deafheaven. Editado por Deathwish este año. Una combinación matadora entre black metal (al 75%) y post-rock (al 25%).

    ResponderEliminar
  2. En su momento le dí un par de escuchas, pero creo que me pilló bastante despistado, pues no me dijo gran cosa. Le daré alguna escucha más, es probable que ponga una reseña de éste.

    Un saludo.

    ResponderEliminar