sábado, enero 14, 2012

Dyskinesia - Dalla Nascita (2011)


Después de un mayúsculo parón gracias a un examen que andaba por ahí suelto cual tigre hambriento, de un resfriado como un burro y, sobre todo, por no encontrar nada interesante este año (sólo lo último de The Saddest Landscape, pero acabó resultando un poco decepcionante), el sepulcro vuelve a revolverse y a vibrar para echar otra exhalada de olor pestilente y nauseabundo, y ya que este 2012 todavía necesita madurar un poco para que empiece a notarse su presencia, seguiremos escarbando entre lo que nos ha dejado este 2011.

Y uno se preguntaba: "¿qué puede haber que me haya podido dejar pasar por alto?", y entonces fue cuando recordé (un poco tarde, eso sí) este misterio que me atrajo cual intrépido aventurero. El caso es que se me acabó borrando de mi mente, y no ha sido hasta ahora que lo he vuelto a encontrar, reconociéndolo al instante tanto por la portada tan poco usual que tiene como por la propuesta que según algunos daba el disco: Post-Metal/Shoegaze.


Desde luego, llamaba bastante la atención la idea, aunque puede que no sean los primeros en hacer algo así (me viene a la mente Jesu, salvando las distancias, claro), así que... aquí está, pues, listo para abrirse hacia nuestras mentes y expandirse como un holocausto con el fin de no dejar nada tras de sí. Y lo cierto es que Dyskinesia es algo bastante decadente, oscuro y esotérico, como una especie de acontecimiento ancestral y divino que surge desde el interior de la tierra, dejando tras de sí una estela blanquecina y cristalina. Estos italianos (ya empiezo a entenderlo todo) parece que no es la primera vez que actúan atentando contra nuestros sentimientos: ya en 2007 lanzaron su debut, titulado Live In Prypiat, el cual no he saboreado, vale, pero mucho me temo que con este Dalla Nascita tendrá que esperar por mucho tiempo, pues estamos ante una experiencia prometedora.

Dalla Nascita es como un ritual mágico, en donde presenciarás cosas que escapan de la lógica humana, donde lo irreal se fusiona con lo real y chocan contra tus sentidos de forma violenta, arrebatándote el aire por un instante y dejándote jadeando, falto de oxígeno. ¿No tiene sentido estas palabras? Puede... hasta que lo escuches. Entonces notarás que todo cobra sentido, pues Dyskinesia baila entre el Post-Metal y el Sludge en una danza de la muerte, cuyo director de la orquesta es un sonido infernal, pero proveniente de un Averno frío, gélido, congelado, en donde sentirás que poco a poco te vas alejando de tu verdadera vida y de tu mundo para ser teletransportado hacia otro completamente destruido, aniquilado y que se cae a cachos, donde los fantasmas pululan por todas partes.


Formado por 7 temas titulados por su número (excepto el cuarto tramo, que responde al nombre homónimo del álbum), irán construyendo una muralla sonora bella pero a la vez negra, negativa y decadente, como si de una hermosa dama muerta en estado de descomposición se tratara: es hermosa, pero pútrida a la misma vez. Y todo ello es gracias a unas atmósferas desoladoras, capaces de plantarte en la auténtica nada como un idiota sin rumbo, presa del pánico por no saber qué está sucediendo, donde las voces se reducen a meros gritos de ultratumba camuflados entre las sombras en la lejanía, y conformado por unos riffs de guitarra bestiales, que te cortarán la respiración en varios momentos, emotivos, pero monstruosos. La primera mitad se basa especialmente en ello, especialmente el tema 2, que está dotado de un don divino que lo hace toda una gloria bendita para los oídos.

Tras el cuarto tema Dalla Nascita que hace a modo de "interludio" y en donde las atmósferas claustrofóbicas y agonizantes priman entre todas las cosas, uno se preguntará: "bueno... vale... ¿pero dónde está ese Shoegaze que tanto aclamaban al principio de todo?" Paciencia, pequeños mortales, pues todo ello llega con su quinto extracto, en donde se aprecia enormemente este detalle con total claridad, quizás con pequeños elementos de Post-Rock que utilizan para adornar el ambiente. Eso sí, de alguna manera consiguen que este momento hermoso siga siendo algo paranoico y estresante, pues a pesar de ello, mantiene una línea oscura que se aprecia en el fondo en todo momento, y con alguna que otra voz agonizante que va pasando cual alma en pena entre las melodías (preciosas, dicho sea de paso), demostrando así que incluso el Shoegaze puede llegar a ser algo demencial. Ya lo que viene a continuación presenta una ínfima parte de este elemento, volviendo a retomar lo que venían trayéndose entre manos desde el principio, y alcanzando el clímax de la demencia con el último tema, pues tras una parte muy emotiva, desvelan su máscara y revelan su auténtico rostro, y con ello su universo: un mundo apocalíptico, inhumano, donde todo arde en llamas y todas las almas gritan por su salvación. El auténtico infierno.


Una obra exquisita y bestial, un auténtico viaje hacia lo desconocido, y no esos documentales de tercera división de ciencia-ficción que suele encontrarse uno por ahí. Un lugar donde el cielo está plagado de demonios.



Puntuación: 10/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario