Y así, la banda da comienzo al año con su nuevo trabajo, Descent Into Chaos, donde dejan bien claro que se las suda lo que ocurra alrededor de ellos en el mundo, ellos seguirán haciendo lo que mejor se les dan hacer: crear auténticos himnos y temazos descoyunta-cuellos. Y vaya que si lo han conseguido. Este nuevo trabajo mantiene la línea de sus anteriores discos, es decir, velocidad y fuerza a partes iguales, en un sonido donde se muestra claramente su devoción por el sonido gordo de la última etapa de Kreator, Holy Moses y Sodom, para tener una idea clara. Ya a primeras te mandan a la luna de una patada en forma de tema, llamado Night Of The Sabbath, y que demuestran que en estos 6 años no han cambiado ni un ápice en su sonido.
Escuchar la potente voz de Maurice Swinkels, muy característica de la banda, junto con los destructivos riffs del disco, hacen que más de uno muestre una cara de satisfacción al ver que la banda nos sigue brindando lo mismo, algo que, pese a poder pecar de repetitivo, no es problema para estos monstruos. Y eso lo sabemos de sobras, y más, cuando suena a continuación War In My Blood y Shrapnel Rain, atentando contra nuestra salud a base de riffs que ejecutan como ganchos de profesional de boxeo, dejándote KO al instante. Pero no sólo saben ser rápidos como el rayo, también saben mostrar algún ramalazo tranquilo a lo Destruction como al comienzo de Lord Of The Flies, donde muestran un soplo de aire nuevo a la banda. Claro que esto es sólo un recuerdo que se te olvidará al instante al recibir la siguiente tanda de ataques.
Tan sencillo como eso, Legion Of The Damned no necesita añadir nuevos elementos a su fórmula matemática. Su ecuación es sencilla de resolver, pero efectiva a la hora de su uso, capaz de lanzarte por los aires cual explosión nuclear, pues básicamente eso es lo que definiría su música, una auténtica explosión en cadena. ¿Podrás sobrevivir a semejante holocausto?
Puntuación: 9/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario