Pero no han sido los únicos que han ido mutando hacia un nuevo concepto de Metalcore. Los aquí presentes también han aprendido a cambiar hacia nuevos aires y lograr escapar del darwinismo musical al que muchas bandas, tristemente, están condenadas. Originarios de Wisconsin (Estados Unidos), Misery Signals comienza como una banda de Metalcore más dentro de la escena. Aún cuando no se les daban nada mal el género, sabían que ése no era el camino que ellos deseaban, necesitaban transformarse. Poco a poco fueron logrando su cometido, con Mirrors empezaron a mostrar signos de una fuerte presencia del progresivo en todas sus facetas, pero llevado hacia su campo. Finalmente, en 2008 nos brindan con su último disco hasta la fecha, una auténtica obra perfecta de difícil entramado, pero estructurado con la misma precisión con la que se construye una pirámide de naipes. Controller adentra completamente a la banda en los derroteros del progresivo, pero sin dejar de lado su potentísimo sonido. Mucho más directos que los Between The Buried And Me, la banda vuelva a contar con nada menos que el recientemente nombrado Devin Townsend para su producción, con quien ya habían contado para su disco debut Of Malice And The Magnum Heart.
Se puede notar una cierta transición entre un tema y otro, de manera que están enlazados hasta el punto de que uno depende del otro. Controller comienza con mucha fuerza y técnica desprendida por delante, pero a medida que el disco avanza, nos vamos encontrando cada vez más con elementos progresivos y unos pasajes esotéricos a más no poder. La voz de Karl Schubach no puede ser más acertada para la banda tras la marcha de su anterior vocalista Jesse Zaraska, pues confiere a la música de Misery Signals un poder que con cualquier otro no se podría haber alcanzado. A medida que se desarrolla el disco, dichos pasajes van haciendo cada vez más acto de presencia. Ya en la arrasadora Labyrinthian podemos ser testigos de ello, pero cuando llegamos a Coma, nos dará la sensación de que todo lo anterior era mínimo, y eso teniendo en cuenta los 4 primeros y gordísimos temas que presentan el disco. Y no estamos más que a mitad de éste. A medida que se va prolongando, y en la segunda mitad, se irá manifestando cada vez más la presencia de las melodías y los sonidos esotéricos que confieren a Controller de ese toque de concentración profunda, sumado a los demoledores breakdowns que van preparando poco a poco. Y finalmente, llegamos al trío arrasador con el que cierra el disco, conformado por Ebb And Flow, Reset y la magnífica Homecoming, uno de los mejores temas del género que jamás habrás escuchado, mezclando rabia con melancolía a partes iguales y de una manera que te hará fregar el suelo gracias a tus babas soltadas.
"Evolución", ésa es la palabra que define a esta banda y la música que han ido cultivando en estos más de 8 años de existencia, pues evolucionar, es algo primordial para seguir hacia delante.
Puntuación: 9'5/10
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