
Pues bien, lo que os presento a continuación puede haceros pensar de que este disco ha tenido que tener tras de sí una alta preparación como para presentar semejante complejidad compositiva en los temas. Una vez has escuchado el disco, el sabor dulce en los labios te hace pensar sin lugar a dudas de que su trabajo es soberbio. Pero he aquí que la realidad choca con la imaginación, llegando incluso a superarla, cuando descubrimos que este disco debut de esta banda sueca formada por miembros de Anekdoten y Magnolia ha sido grabado EN TOTAL IMPROVISACIÓN. Ni ensayos, ni retoques posteriores, ni pre ni post-producción, todo completamente preparado para grabarlo una sola vez en una grabadora analógica Ampex (la clásica grabadora que la mayoría de viejos músicos conocen).

Tras esto, ¿no os dan ganas de alzaros en alto y aplaudir ante tal magistral muestra de talento y, cómo no, riesgo al tratar de lanzar un disco en el que nada está preparado más que la idea que se tiene en mente? Y seguramente no sean los primeros en haber hecho algo parecido, pero construir semejante obra sin la más mínima idea de lo que se pretende hacer instrumentalmente es lo que hace que Twilight In The Crystal Cabinet obtenga mayor rango. Pero entremos de lleno en materia y hablemos del disco en sí. Para empezar, lo que nos encontraremos en este disco es una sucesión de riffs infinitos y prolongados siguiendo los cánones del Rock progresivo setentero, pero encontrando pequeños matices del Space Rock, la psicodelia y hasta el Krautrock propio de unos Amon Düül II en donde las proyecciones espaciales están a la orden del día. No es de extrañar que temas como la colosal Karmagrinder o Death And Beyond presenten dichas basas, sin dejar de mencionar a los restantes temas como Electric Universe, donde cobran mayor fuerza en las guitarras. Bajo unos riffs completamente rockeros que te harán fregar el suelo de tus babas (atentos a la monstruosidad de riffs que se marca el bajista, para caerse de espaldas), My Brother The Wind te inducirán una dosis de paz y tranquilidad que jamás habrías experimentado, y que te teletransportará a la época de Pink Floyd y compañía.

Puntuación: 9'5/10
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