miércoles, febrero 01, 2012

Wilds Forlorn - We, The Damned (2012)


Parece que al fin 2012 empieza a arrancar. El primer mes de todo año suele pasar bastante desapercibido (luego descubres esos discos grandiosos que salieron en Enero más adelante, ley de vida), pero una vez pasado éste, el año empieza a cobrar forma: anuncios de lanzamientos nuevos de los grandes, sorpresas de grupos que aparecen de la mismísima nada para tumbarte de dos bofetadas, conciertos y festivales que te hacen arrodillarte mirando hacia arriba y alzando los brazos al cielo gritando un sonoro "SÍIIIIIIIIIIIIIIII" de fondo... es lo que suele suceder siempre.

Y para demostrar que el año empieza a hacerse notar, hoy vengo a tratar sobre este peculiar proyecto de Países Bajos a manos de una pequeña y desconocida figura que se hace llamar Yuri Theuns, y que si bien no es la primera vez que hace sus pinitos dentro de la música (en 2010 ya había lanzado su debut en larga duración titulado The Great Loss y un EP), con su segunda llegada cual mesías de la oscuridad parece que ha ganado más fuerza y nombre. Wilds Forlorn es melancolía; añoranza; tristeza; todo ello ataviado de un manto negro, un manto que se conoce como Black Metal y que muchos ya se enfunden desde hace tiempo atrás.


El caso es que Wilds Forlorn no sólo se viste de esta prenda únicamente para expresar su dolor y angustia, sino que además la adorna con pequeños accesorios tallados en atmósferas y, ante todo, elementos extraídos directamente de la música neoclásica. Todo esto da forma a un trabajo bello, pero crudo, de manera que encontraremos bellos pasajes y a la vez caminos estrechos, angostos, de manera que nos encontremos un equilibrio cuasi perfecto entre el blanco y el negro. Por decirlo de alguna forma, y haciendo una de esas comparaciones taaaaaaan odiosas que tanto nos gustan hacer: Wilds Forlorn es como escuchar el mundo de The Ruins Of Beverast pero con la elegancia propia de Pensées Nocturnes. No hay más que escuchar Traces o Renouncing The World para percatarse de las atmósferas tan aplastantes que presenta y los toques melodiosos que actúan como contrapunto, añadiendo además toques sinfónicos y que se acentúan enormemente en el ya citado Renouncing The World, brindándonos momentos incluso épicos, sin llegar a caer en los típicos tópicos de las bandas de Black Metal sinfónicos de promedio.

Sin duda el premio gordo se lo lleva el tema homónimo, en donde trabaja con todas las herramientas de las que dispone para hacer un tramo largo pero variado, rico en matices y ante todo espectacular, pasando de la más absoluta ira a la paz y tranquilidad absolutas en un abrir y cerrar de ojos: toques de piano elegantes y frescos, riffs de guitarra con pequeños solos de fondo emotivos, y un final que se merece un aplauso. Añade dos temas más instrumentales que se centran única y exclusivamente en su lado más neoclásicos, y alguna pequeña influencia puntual del Doom Metal más cavernoso (como al comienzo de, una vez más, Renouncing The World), y te encontrarás ante una maravilla que pocas veces puede uno presenciar y más aún apreciar.


Bello como un atardecer en la costa, crudo como el beso de la muerte, éstas son las sensaciones tan opuestas entre sí que experimentarás al presenciar por primera vez We, The Damned. La cosa empieza a animarse y a apostar fuerte.



Puntuación: 9'75/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario