
Hoy, os traigo algo que va a marcar un antes y un después en esta humilde (des)morada, algo que sobrepasa los límites de la compresión musical hasta el punto de llegar a crear un debate en su contexto, en la forma de ver las cosas de este señor, en su manera de exponer sus ideas, su interpretación y su visión de la música.

Pero lo primero es empezar desde cero, partiendo de la siguiente pregunta: ¿quién es
Igorrr? Pues bien, es el nombre al que responde Gautier Serre, artista musical francés y miembro de ese proyecto de Death/Grind electrónico y experimental conocido como
Whourkr. Partiendo de esta base, aquellos que hayan escuchado dicha banda sabrán qué se traen entre manos: una música alocada, enfermiza, que experimenta continuamente con el Death Metal y el Grindcore hasta límites insospechados, lleno de matices del Breakcore y con auténticas voladas de mente hasta llegar a la absoluta locura. Pues bien, este hombre no solo vive de esa banda, pues además de ella sigue su carrera en solitario que, y os lo digo desde ya, es APABULLANTE. En los pocos años que se ha dado a conocer, ha demostrado una nueva concepción de hacer Electrónica llevándola a un nuevo nivel jamás alcanzado antes.
Y precisamente ésa es la peculiaridad de este hombre: que debido a su original propuesta, sólo puedes hacer dos cosas: o amarlo, u odiarlo. Así de fácil y en bandeja te lo deja. Pues lo que hace este tío puede o no gustarte, pero el talento lo tiene ahí, desde luego.
¿Y qué se supone que hace exactamente? Algo incluso más bizarro que lo que ya se trae con Whourkr, su principal baza es el IDM (Intelligent Dance Music), ese estilo musical de la Electrónica tan enrevesado, y con el que juega y experimenta como el que manipulara las leyes de la física a su antojo. Con esto, te encontrarás cosas tan dispares como influencias del Trip-Hop, Death Metal y, atención, de la música barroca.

Porque sí, este tío no conoce límites y no le teme a nada, por lo que se atreve con todo. En su último disco
Nostril nos hace una clara demostración de lo que hace y es capaz de hacer: golpes de bases electrónicas con toda clase de instrumentos contemporáneos, guitarras eléctricas, voces masculinas y femeninas de ópera, guturales... nada de eso es un impedimento para meterlo todo dentro de su genial música y hacer con ello un nuevo mejunje, letal como el veneno más potente. Olvidaros de las estructuras sencillas,
Igorrr se las arregla para todas y cada una de sus canciones mantenga una composición que, sin buscar el orden y la sencillez, transmitan un mensaje. Así pues, nos encontraremos con temas que, como dije antes te guste o no, no te dejará indiferente, desde luego:
Double Monk, Tendon, Very Long Chicken y, especialmente,
Moldy Eye, tema que cierra el disco con unos guturales y unos
pig squeals que te harán un nudo en la garganta al tragar saliva. Sin ningún esquema en sí, donde todos los elementos que encierran el disco se van expandiendo y saliendo como almas en pena que intentan escapar de su eterno sufrimiento,
Nostril sólo te dejará con una única opción a realizar: volver a darle al reproductor, y escuchar nuevamente el disco para saber qué demonios ha pasado.

Que no te engañen las apariencias: estamos ante una revelación de la música en todos los ámbitos habidos y por haber. Y si así no es, que alguien me haga bajar a tierra, porque ahora mismo me siento en todos lados y en ninguno a la vez (y no, no estoy fumado). Tienes una cita con Gautier Serre, tienes una cita con
Igorrr.
Puntuación:
10/10